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DISEÑO

Salone del Mobile de Milán: nada nuevo, para bien

A las propuestas de la semana del diseño de Milán había que acudir en esta ocasión pensando que no nos ofrecerían nada nuevo, sino que su filosofía es mejorar todo lo ya construido hasta la actualidad

Casa impresa en 3D de Massimiliano Locatelli

Ya antes de salir hacia Milán para desentrañar los misterios del Salone del Mobile y de todo lo que se cuece a su alrededor , hubo un par de cosas que me pusieron sobre la pista de la línea argumental de este año. El presidente de la firma americana Emeco , Gregg Buchbinder , me revelaba que en esta ocasión a Milán llevaría ideología, no novedades . En contraste con la carrera para presentar productos nuevos, Emeco apostó por productos mejores y con el menor impacto posible en el medioambiente, así que en vez de pedirle al diseñador Jasper Morrison que hiciese una silla nueva, le pidió que hiciera una silla mejor.

Un ejercicio de ingeniería

En consecuencia, el diseñador tomó la silla «1 Inch» que había diseñado anteriormente en aluminio, y la realizó en un material resultante del reciclaje de desechos industriales. «Reclaimed» (Recuperada) se llama, y el material es una mezcla de residuos de polipropileno y serrín de la industria maderera. Todo un ejercicio de ingeniería, no un ejercicio de estilo.

Mientras tanto, recibí un email de Lensvelt . La empresa holandesa enviaba una invitación bajo el titulo «Nothing new» (Nada nuevo), y así fue: su muestra en Milán fue una declaración de principios en rebeldía contra una industria que produce cosas nuevas sin tener en cuenta si son productos sostenibles y duraderos que realmente sean necesarios.

El Salone lanzó, por primera vez en su historia, un Manifiesto, en el que anima a diseñadores y productores a prestar atención a la economía circular

Una llamada de atención sobre el consumo indiscriminado e incoherente. Recordaba al manifiesto firmado hace unos años por la diseñadora Hella Jongerius y la crítica Louise Schouwenberg llamado «Beyond de New: A Search for Ideals in Design» (Más allá de lo nuevo: una búsqueda de ideales en diseño) donde éstas reclamaban que había llegado el momento de deshacernos de la obsesión por lo nuevo.

Sofá Tape, de Benjamin Hubert, para Moroso

Parece que estas ideas que hace unos años se veían de forma aislada van tomando cada vez más posiciones y empiezan a sentirse como una realidad que ya no es posible ignorar frente a la deriva del planeta. Tanto que el propio Salone del Mobile, de la mano de su presidente, Claudio Luti , lanzó este año el primer Manifiesto de su historia en el que anima a diseñadores y productores a prestar atención a la economía circular, a tener siempre presente el impacto de los productos en el medio ambiente.

De hecho, hemos visto algunos cambios entre los grandes productores de muebles de plástico, por ejemplo, que nos hacen pensar. Desde hace unos años, Magis ha empezado a introducir colecciones en hierro forjado, diseñadas por los hermanos Bouroullec y por Konstantin Grcic . Y, a su vez, la firma Kartell , su directa competidora, presentó en esta ocasión una colección realizada en madera, la primera de su Historia, firmada por Philippe Starck . No quiere decir esto que los plásticos vayan a desaparecer de la noche a la mañana, como me dijo Ronan Bouroullec: la magia no existe, y para hacer productos asequibles hacen falta grandes industrias que inviertan en alta tecnología y produzcan en grandes cantidades.

Precios democráticos

Su nueva silla «Elementaire» para HAY es un ejemplo de simplicidad y delicadeza destinada a no pasar de moda; un producto de precio democrático (menos de 100 euros) y pensado para perdurar en el tiempo, esa gran baza de la sostenibilidad .

En otro orden de cosas y en un plano mucho más experimental, el estudio Minale-Maeda se preguntaba sobre las alternativas al plástico en una colección llamada «Plametal» que sugería la fabricación de objetos de cobre, siempre reciclable, a partir de moldes; mientras, el Studio Plastique exploraba en «Common Sands» la reutilización del sílice existente en nuestros electrodomésticos desechados para darles nueva vida en objetos de cristal.

La muestra, comisariada por Andrea Kaputo y Annina Koivu , era absolutamente pertinente y de rigor en la discusión sobre formas de fabricar

También la holandesa Li Edelkoort , conocida por ser una gran visionaria, pronosticadora de tendencias, presentó una exposición en colaboración con la marca de moda Eileen Fisher llamada «Waste no More» (No más residuos), en donde se mostraba el impacto de la industria de la moda en el planeta a través del modo en que la marca crea nuevos tejidos a partir del reciclaje de sus prendas sobrantes . La economía circular empieza a ser de rigor.

Otra exposición que giró alrededor de lo que significa la producción en el siglo XXI fue la de Dutch Invertuals , «Mutant Matter», en la que varios diseñadores exploran la innovación y evolución de nuevos materiales junto a la reutilización de otros viejos que son parte importante de la materia que nos rodea. Más lejos llega el diseñador Erez Nevi Pana , que en su muestra, comisariada por María Cristina Didero , habla de la posibilidad de un diseño vegano en el que la posición ética frente a los recursos del planeta no está completa sin que haya la misma actitud frente a los animales, y que, por tanto, investiga en modos de fabricación alternativos increíbles como la cristalización natural de la sal del Mar Muerto.

Lámparas Filigrana, de Sebastian Wrong, para Established & Sons

Y en la línea de cómo se construyen las cosas, vimos una exposición extraordinaria llamada «U-Joints» , una muestra exhaustiva y enciclopédica dedicada a bisagras, ensamblajes y empalmes utilizados en la industria a través de los tiempos. Además de una amplia selección de ejemplos diseñados por distintos autores para resolver problemas derivados de sus creaciones, también se incluían numerosos ejemplos tradicionales, como los complejísimos pergeñados en China en los que no se utiliza ningún clavo. La muestra, comisariada por Andrea Kaputo y Annina Koivu , era absolutamente pertinente y de rigor en la discusión sobre formas de fabricar que nos ocupa.

Y para relajarnos después de tanto ir y venir, nada como disfrutar de la instalación de Phillip K. Smith para COS, en el entorno de un «palazzo» del siglo XVI y en la que el uso de grandes espejos nos acercaban el cielo a nuestros pies.

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